Esta semana les quiero compartir una lista de mis cosas favoritas: personas, momentos, lugares, ocasiones, pasatiempos—un jardín lleno de vida, una tarde de playa…¿cómo va aquella canción? Son cosas simples que me hacen feliz.

Robin Sharma insiste que la creatividad nace de un lugar relajado. Que aquellos relámpagos de inspiración son producto no de tormenta, sino de mares templados. Esta felicidad visita solo cuando disfrutamos los momentos efímeros de la vida. Son estos momentos que me ayudan a despejar mi mente, asegurando un estado de calma, prometiendo inspiraciones repentinas.

Les voy a contar mis pequeños placeres, mi lista de favoritos, las cosas simples que me hacen feliz. Gotas de lluvia y pequeños gatitos, cazos de cobre y guantes bonitos…bueno, esas son las cosas de Julie Andrews. Las mías:

Las Hamacas en Tela

Una mañana al son de oleo caribeño, desconectada de un mundo telefónico agobiante y telefónico, desconectada. Esas tres horas columpiándome bajo las palmeras valen más que cualquier spa.

El Café Mañanero en mi Jardincito de Hierbas

Me encantan mis tomates, que alguna vez fueron solo pequeñas semillitas, después flores y finalmente una fruta, enrojeciendo y llenándose hasta alcanzar la perfección. De vez en cuando, me visita un colibrí.

¿Y como olvidar las flores?

Mis camelias, orquídeas, las matas de romero y menta, cada una como un chiquito obstinado, rehusando crecer, requiriendo tiempo y atención constante. Cuando finalmente florece mi lavanda, me siento a su lado, respirando su fragancia por minutos interminables…Ademas, ¡el mejor mojito es el que trae menta de tu propio jardín!

Invitar y Entretener

Invitar y entretener, disfrutar de un vinito con amigas, sin importar lo repleta que esté mi agenda. Cuando visitan mis amigas, la casa se llena de amor, la cocina emana aromas azucarados. Hablamos de todo y de nada.

Desayunos con la Familia

El desayuno en casa de mama todos los jueves. Debatimos política como si fuéramos el mismo congreso nacional. Platicas intensas sobre eventos recientes—quiera Dios que vuelva a escuchar “Brexit”—o sino hablamos de los nietos tan lindos que nos vuelven locas. Nos morimos de la risa. Nunca estamos de acuerdo. Pero igual, salimos de prisa a trabajar, después del mejor desayuno del mundo: frijolitos refritos, mantequilla escurrida, o rala (¿quién dijo dieta?), cuajada y quesillo y semitas y tortillas de maíz amarillo y café de palo y nada complicado y todo delicioso.

Días de Montaña

Caminatas o picnics en los altos de la montaña—La Tigra o El Trigo—con Mike y los perros. En esos escondites de la ciudad siempre está un poco más helado el aire, un poco más callado. Es una libertad inigualable, una meditación en movimiento.

Y para cerrar la lista: una copita de champán, en la playa, con Mike.