Crecí en un mundo donde la receta era sagrada, casi tabú. Nunca se hablaba de recetas, ni con las más allegadas, ni susurradas, nada de nada: la receta se guardaba en los recesos de la memoria y como toda costumbre vieja, no había nada que hacerle.
(OK, que bonita historia, pero la verdad solo quiero leer la receta.)

Una vez, mi sobrina le preguntó a mi mamá como hacía el pastel de la abuela. Mi mamá se rió y le dijo que algún día le contaría. Esto sucedió hace ocho años. Mi sobrina aún no conoce la receta.
Pero los tiempos cambian y suele suceder que olvidamos las costumbres y damos paso a nuevos hábitos, nuevas formulas y recetas, ingredientes diferentes…ya pueden ver hacia donde voy con este cuento.
Hoy, vivimos en un mundo muy distinto, un caos digital, una revolución de comunicación que llamamos Instagram, Pinterest, sitio web tras sitio web y blogs al infinito…las recetas se encuentran en todas partes (¡incluso aquí!) y me parece que es hora de olvidar aquella costumbre: en el siglo veintiuno no se vale no compartir.

La crema de tomate es mi receta favorita de todas las recetas. Antes, no me gustaba compartirla por miedo que sufriera cambios. Es muy importante mantenerse al pie de la letra, por lo menos cuando se trata de esta deliciosa sopita. Entonces, hoy les voy a compartir mi receta de crema de tomate, la Receta Mía. Y la Receta Mía no puede hacerse sin:

Un cuidado especial con el vino.

Siempre digo que el vino que va en la receta debe de ser el vino que disfrutas en una tardeada. ¿Tomarías vino de caja con tus amigas? Entonces tampoco lo uses en la receta. La Receta Mía lleva vino de calidad. Es el punto más importante.

Albahaca fresca, fresca fresca.

No necesita más explicación.

Aquí les dejo mi receta favorita, un plato que servimos siempre en mi casa. No quiero que se quede conmigo y por eso la comparto con mucho amor. Solo les pido, por favor, que le sean fiel.

Hagan sonar el redoblante…porque aquí viene la mejor receta de sopa del mundo mundial.

Crema de Tomate: Receta Mía

Necesitarás (para 4 a 6 personas)

• 1 cucharada aceite de oliva
• 2 cucharada mantequilla
• 1 cebolla mediana, cortada en pedacitos
• 2 lbs. de tomates Italianos maduros, cortados en pedazos medianos (yo uso de lata pero tiene que ser sin condimento)
• 1 diente de ajo, picado
• 3 tazas caldo de pollo
• 1/2 taza vino blanco seco (*VINO DEL BUENO, ¡por favor!)
• 2 cucharadas pasta de tomate
• 2 cucharadas albahaca fresca (deja unas cuantas hojitas para decorar la sopa)
• 2/3 taza crema espesa (yo uso crema dulce Dos Pinos)
• Sal y pimienta

En un sartén grande, calentá el aceite y la mantequilla hasta que espume. Agregar cebolla y mover (suavemente) por unos cinco minutos, hasta que la cebolla se suavice–¡pero que no cambie a color café!
Agregar tomates y ajo, seguido por caldo de pollo, el vino (es buen vino, así que si querés, servite una copa),  pasta de tomate, sal y pimienta al gusto. Llevar a hervir, después bajarle al fuego, medio-cubrir el sartén y dejar hervir a fuego lento (“simmer“) por unos veinte minutos. Siempre asegurate de mover la mezcla para que los tomates no se peguen al sartén (ni quiera Dios).
Usando un procesador de comida, unir mezcla con albahaca cortada, luego pasar por un colador a un sartén nuevo.
En el sartén nuevo, a fuego medio, agregar crema espesa y mezclar, sin dejar que la sopa comience a burbujear. Probar la consistencia y si es necesario, agregar más caldo. A ver si sabe rico, o si necesita más sal y pimienta…
Y ya. En platitos calientitos, servir, decorar con una hojita de albahaca, ser feliz.

Fotografía: Joan Hidalgo

 

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