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Siempre he pensado que una boda en la playa, con los invitados vestidos de blanco, y los pies descalzos en la arena, es la culminación de un sueño de hace mucho tiempo. Por eso, al compartir estas memorias, comparto también un sueño que Andrea y Jaime soñaron juntos. A veces el destino tiene esos guiños que, jugando a ser lluvia, nos ayudan a que la perfección sobrepasase lo planeado.

El Donde y Cuando

La boda fue el 12 y 13 de junio del 2015. Andrea me llamó unos cuantos dias después de comprometerse, y me dijo que quería su boda en las bellas playas de Roatán, donde Jaime le había pedido matrimonio. Nombrada por CNN como la tercera mejor isla para vacacionar en el mundo, nos imaginamos un coctel en sus playas de arena gabardina, y una boda con ese fondo azulón.

Destination Weddings

Llamadas así porque se celebran en una destinación especial, las Destination Weddings presentan algunas dificultades en cuanto a las logísticas del evento.

“Sin duda era un reto, pero la posibilidad de ese evento tan soñado nos alentó a desempeñarnos.”

El Coctel de Bienvenida

El coctel se celebró en Pristine Bay. Nos preocupamos por la posibilidad de lluvia, pero no cayó ni una gota. Los invitados se vistieron de blanco, y en la entrada, se les regaló un Panama Hat original—es decir, hecho en Ecuador.

Había una canasta en la entrada, donde los invitados dejaban sus zapatos. Todos se encontraban relajados, alegres. Habían invitados de los Estados Unidos y Ecuador, y todos sonreían.

Los invitados podían escoger entre mil coctelitos, cocos con vodka, una canoa llena de cervezas nacionales, y muchos mas.

Para compartir con los invitados extranjeros nuestra cultura, contamos con la presencia de un grupo de bailarines Garífuna y un “fire show”.

La Boda

Nuevamente, la amenaza de la lluvia me preocupó. El Weather Channel pronosticaba un riesgo de 80% de lluvia; la boda iba a ser afuera, en Pristine Bay, completamente destechada.

Temiendo que el clima nos quitara la alegría de ese fin de semana inolvidable, nos comunicamos con Las Verandas, un “partner hotel” de Pristine Bay, y logramos mover la celebración a ese local.

Claro, esto fue mas fácil dicho que hecho. Ya tenía una visión para esta boda, perfectamente adaptada a Pristine Bay. Al cambiar de local, tuvimos que adaptar toda la boda para un entorno nuevo, re-imaginándonos cada detallito, posicionando cada flor, creando una visión nueva.

Al final, resultó espectacular. Parecía que la boda en Las Verandas era la boda que llevábamos meses soñando.

Fue una noche divina, en el sitio perfecto, con una vista incomparable. Todos los invitados bailaban al son de Jorge Torres.

Había una variedad de comida—caviar, quesos, nueces, paté, sushi, crab legs, langostas. Bandejas de tequila, shots de Feigling, champan en cada rincón… 

La pareja tomo la pista para su primer baile como casados. En ese momento, era como si estaban solos en esa gran sala. Al terminar la canción, el cielo se encendió con fuegos artificiales, explosiones de verdes y amarillos alegres, azules profundos, morados y rosados, todo destellando una luz de felicidad.

Esta boda fue un sueño hecho realidad. La familia de Andrea y Jaime confiaron en mi, dándome libertad para realizar cada detallito. Esto me dio tranqulidad, y fue esta relación tan especial que prometió un resultado tan bello. El staff de Las Verandas y Pristine Bay nos ayudaron a mover el evento; sin ese apoyo, mas la confianza de su familia, no hubieramos logrado el éxito. Y al final, ni llovió.