Para terminar este mes de desayunos, los dejo con mi receta de blueberry scones. Estos pastelitos de arándano son clásicos en Inglaterra, donde se comen con crema. A mi me gustan con mantequilla amarilla, suaves, recién salidos del horno. ¡Sigue leyendo!

Unas Cuantas Recomendaciones

¡Buenos días! Antes de comenzar con estos blueberry scones de Cooks Illustrated, les quiero dejar unos cuantos tips.
La masa requiere mucha atención—no la trabajes más de lo instruido, amasándola y doblándola las veces que se recomiendan.
Los scones requieren frio: la mantequilla congelada, la mezcla de harina helada, incluso los tazones que uses para trabajar.
Aunque la receta pide dos barras de mantequillas, en realidad solo usarás diez cucharadas (ya llegaremos a las instrucciones).
Esta receta se puede hacer con arándanos, frambuesas, incluso moras. No tienen que ser frescas—si lo son, asegúrate de refrigerarlas—puedes usar fruta congelada. Pero siempre procura que sean de tamaños diminutos; si son más grandes, córtalas en media pulgada.

¿Estamos listos para comenzar?

Blueberry Scones

Necesitarás:

2 barras de mantequilla sin sal, congeladas

1 ½ taza de arándanos

½ taza de leche entera

½ taza de crema agria (sour cream)

2 tazas de harina

½ taza de azúcar (más una cucharada para añadirle después)

2 cucharaditas polvo de hornear

¼ cucharadita soda

½ cucharadita sal

1 cucharadita cáscara de limón rallada

El horno: a 425° F, usando la rejilla de en medio.
Ralla ocho cucharadas de mantequilla congelada. Luego coloca la mantequilla en el congelador hasta que la necesitemos. Después derrite dos cucharadas de mantequilla y ponla a un lado. No necesitarás las seis cucharadas restantes.
En un tazón, mezcla la leche y la crema agría con una batidora de mano; luego refrigérala.
(Todos tus ingredientes deben permanecer fríos.)
En otro tazón, mezcla la harina, la media taza de azúcar, el polvo de hornear, la soda, la sal y la ralladura de limón. Agrégale la mantequilla rallada y mezcla con tus dedos hasta que estén bien integrados.
Ahora agrega la mezcla de leche a la de harina, doblándolo con una espátula hasta que empiece a combinarse. Con una espátula de plástico, mueve la masa a una superficie enharinada. Con tus manos cubiertas en harina, amasa la mezcla de seis a ocho veces, hasta que apenas se convierta en una pelota (no perfecta, sino un poco desigual).
Extiende la masa a un cuadrado de doce pulgadas. Dobla la masa en tercios, como una carta de trabajo, usando una espátula de metal para afinar la forma. Luego vuelve a doblar la masa en tercios, hasta que la masa tenga un tamaño de aproximadamente cuatro pulgadas. En un plato enharinado, deja que la masa se enfrié en el congelador por unos cinco minutos.
Vuelve a sacar la masa y recrea el tamaño de doce pulgadas. Coloca los arándanos y luego presiona para que estén un poco incrustados en la masa. Asegurándote que la masa no este pegada a la mesa—con una espátula de metal—crea una forma cilindro bien apretada. Luego presiona el cilindro para crear un rectángulo, doce por cuatro pulgadas. Usando un cuchillo enharinado, corta el rectángulo en cuatro mini-rectángulos. Después, corta cada rectángulo por la mitad para formar triángulos. Coloca los triángulos en una bandeja de hornear forrada con papel pergamino.

Cepilla los triángulos con la mantequilla derretida y espolvorea con azúcar.
Hornear hasta que tengan un color dorado-café, 18 a 25 minutos.
Servir, disfrutar, ¡buenos días y buen provecho!

 

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