Como suelo hacer, les voy a contar de una boda espectacular a la orilla del mar, de una pareja alegrísima, cuyo amor contagió el aire y los corazones de los invitados. Pero más que contarles de una boda, les quiero contar de la novia perfecta, la novia feliz, flexible y serena. Gracias a Celia, su boda con Yasser fue una celebración inolvidable.
Mi trabajo me ha permitido la bendición de interactuar con novias bellas, amorosas y agradecidas. Con ellas, pasamos incontables horas soñando su felicidad. Si, hay tardes largas en la oficina, noches sin dormir, llamadas infinitas, pero a medida que trabajamos juntas, en sus bodas, o baby showers, o bautizos, las novias se convierten en mucho más que clientas.
Así fue el caso con la boda de Celia y Yasser, una pareja enamoradísima de la costa norte, el mismo lugar donde celebraríamos su matrimonio unos meses después. Celia fue una novia perfecta, y su confianza y respeto me inspiró en cada paso de nuestros planes.
Un Plan B Perfecto
Las bodas de destinación especial siempre llevan la amenaza de problemas climáticos. Es difícil organizar un evento perfecto en las playas de nuestro país, pues una mañana asoleada puede convertirse en una tarde de tormenta. Pero cuando me reuní con Celia, inmediatamente sentí que ella confiaba en mi criterio, dándome la libertad de crear y presentar mis ideas. En nuestra primera reunión, ella me contó sus prioridades, sus preocupaciones—establecimos una línea de comunicación y el proceso continuó sin problemas.
Seguimos planeando juntas, la posibilidad de una llovizna siempre presente en nuestras mentes. Diseñamos un Plan B, en caso que el clima estropeara nuestro plan original. Celia fue tan linda conmigo durante esos meses de preparación, adoptando una flexibilidad extraordinaria cuando decidimos mover la boda al lobby de Indura.
Fue así que surgió un Plan B perfecto. La celebración reflejó el espíritu de los novios, una noche de vallenato, de rumba, de alegría. Creo que las bodas más exitosas son aquellas que capturan el amor de la pareja, respetando tradiciones sin olvidar los deseos de los novios y sus familias.
Logramos evitar la lluvia caribeña porque habíamos definido un plan desde el principio. La novia estaba abierta a diferentes posibilidades, aunque fueran diferentes a las opciones iniciales. Fue agradecida conmigo; sentí que mi esfuerzo se reconocía. Y el resultado fue una boda espectacular. El lobby de Indura completamente abierto, adornado de flores y detallitos, familia y amigos todos celebrando el matrimonio, esto y más sucedió gracias a una relación cercana y profesional, basada en respeto mutuo y excelente comunicación.
Digamos que mi tarea es construir los cimientos para los castillos en el aire, hacer del lugar de los sueños un lugar accesible. Más que producir el jardín es crear los caminos que lo acerquen. La boda es un día en que los milagros deben ser posibles. Volver realidad un sueño no es un trabajo, es una tarea y para cumplirla son necesarias las palabras mágicas: voluntad, amistad, pasión.
Gracias Celia, y gracias a todas mis novias felices, por inspirarme y dejarme con tan buenos recuerdos de nuestro tiempo juntas.
Fotografía: Daniel Mendoza
Flores: Leonte Rueda
Que boda más espectacular. Felicidades a los novios y ti por tan maravilloso trabajo. Todo se ve bellísimo.
¡Espectacular!
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