Uno de mis desayunos favoritos son los huevos benedictinos. Son huevos pochados sobre un pan tostado (“English muffin”), jamón o tocino canadiense, o tal vez un tomatito y espinaca—¡incluso puede ser salmón!—o en verdad…

…¿dónde estaba? Ah, si. Los huevos benedictinos.

Sea como lo sirvás, el secreto está en la salsa. La salsa holandesa es la clásica que acompaña los huevos benedictinos. Es una salsa con base de mantequilla y yemas de huevo. Lo más importante es hacerla inmediatamente antes de servir, así asegurando que esté calientita. Aquí te dejo la receta.

Salsa Holandesa

Preparación: 15 minutos

Sirve: cuatro huevos

Necesitarás…

Instrucciones

• En un sartén a fuego muy bajo, derretir la mantequilla hasta que esté burbujeando.
• Transferir la mantequilla derretida a un recipiente transparente. Usando una cuchara, quitar la espuma de la superficie de la mantequilla.
• Pasar la mantequilla por un colador con una gasa o “cheese cloth” a un recipiente limpio para que quede casi perfectamente clarificada. (Si no tienes gasa o cheese cloth, eliminar este paso).
• En un tazón metálico que no esté caliente, agregar las 3 yemas. Colocar el tazón sobre la cacerola con agua caliente (se le llama baño Maria), sin que toque el agua. La salsa se cocina con el vapor. Comenzar a batir las yemas, agregando 1 cucharada de agua caliente cada 20-30 segundos hasta que se incorpore completamente y se logre una consistencia un poco espesa.
• Retirar del fuego la mezcla de yemas con agua. Batiendo a velocidad alta, agregar poco a poco la mantequilla clarificada aún caliente en forma de hilo lentamente hasta que tenga una consistencia espesa y color amarillo claro.
• Una vez se logra la consistencia deseada, agregar sal y pimienta cayenne.
• Servir caliente sobre los huevos.