Con Casa Mármol buscamos crear el jardín perfecto, es decir el jardín sostenible, el que afronta los problemas del siglo veintiuno—llámese cambio climático, La Niña y El Niño, calor cotidiano. Hoy les cuento un poquito acerca de mi jardín y como lo convertí en un jardín sostenible. Sigue leyendo…
Claro: quiero hablar de panqueques, pero también quiero hablar acerca de los temas de gravedad (y también temas de gravín, pero eso en los siguientes párrafos) e importancia critica, temas que polarizan y dividen opiniones, temas que se prestan a la politización y la separación por bandos de diferentes equipos. Siempre siento una gota de trepidación al tocar temas como este: ¿quién soy yo para opinar? Y más aún, ¿acaso es mi opinión válida, justificada, necesaria?
Todos tenemos un tema. El que nos apasiona e interesa, la causa por la cual luchamos, que llevamos cerca del corazón. Creo que no hace falta ser campeona de todas las causas, ni tampoco tirar el mundo por la ventana en pro de una idea. No hace falta el extremismo, o el cerrar la mente y el corazón a opiniones o ideas distintas. Solo hace falta querer hacer un cambio positivo, ya sea en la cotidianeidad personal o en la comunidad donde existis y ejerces.
Hoy quiero hablarles acerca de la sostenibilidad.
¡No se vayan! No voy a recitarles versos de los credos ambientalistas, ni demandar que abandonen el plástico para siempre (aunque siempre es bueno considerarlo). Les voy a contar de mi jardín sostenible, y los pasos que tomé para afrontar la sequía tegucigalpense que nos visita cada año.
El Jardín Sostenible
La capital de Honduras sufre de una sequía anual de cuatro meses, cuando el agua es escaza y no se da abasto para cada hogar. Es un problema sistemático que merece nuestra atención y cada paso que podemos tomar hacia un hogar mas sostenible, cada gota que podamos ahorrar importa.
Reconozco que el mantener un jardín es un problema minoritario. No es lo más importante. Pero aún así tengo un jardín, y aprender a manejarlo dadas las circunstancias es un tema. Puedo escoger no tener un jardín, o tener un jardín y cuidarlo de manera sostenible, tal y como lo hacen en otras partes del mundo que sufren de crisis de agua. Así fue como me alié con Casa Mármol, para diseñar un jardín seco y sostenible.
Entonces: rescaté las plantas que sobrevivieron la sequía, las que no necesitaban un riego constante, y dividí el jardín en pedacitos sostenibles. Usamos piedras naturales en los exteriores, usando gravín para unificar las áreas exteriores con las áreas interiores.
(Además que Lulú se la pasa todo el día redondeando por el jardín. Ahora tiene su caminito.)
El gravín, producto hondureño Onix, le agregó un elemento dinámico al paisaje de mi jardín. Protege el suelo de temperaturas extremas, frena el crecimiento de diferentes malezas y es eterno. No hace falta reemplazarlo cada año, no sufre durante la sequía, y mi jardín se mira bello todo el año. Y fue hecho por manos hondureñas. Casa Mármol me ayudó a diseñar un espacio bello, donde puedo disfrutar mi tiempo libre y las visitas familiares o de amigos, usando materiales duraderos y sostenibles.
Definimos la sostenibilidad como un proceso que permite el flujo del tiempo sin interrupción. Es decir, actuar y existir de una manera que permita que los que nos siguen puedan actuar y existir sin repercusión. Es decir, dejar un mundo igual de bello y misterioso como el que encontramos.
No creo que la sostenibilidad significa abandonar el jardín. Si esa es la decisión que debemos de tomar para acercarnos al balance, entonces podemos discutirlo y llegar a una conclusión juntos. Pero creo que todos queremos vivir en un mundo de jardines.
Son decisiones pequeñas, como el invertir en bolsas reciclables, o diseñar una composta, o evitar la botella de plástico de vez en cuando. Esas son las decisiones que marcan la diferencia. Y voy a intentar tomar esas decisiones a medida que me acerque a una vida más sostenible. Ese es el ideal que me guía. Que bien que existen compañías hondureñas que lo comparten con nosotros.
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