Ayer, o el día anterior a ese (¿quién sabe a este punto?), una amiga me preguntó si la Pavlova era igual a la espumilla. La pregunta me ofendió; claro que no son lo mismo, ¿cómo se te va a ocurrir que son lo mismo? ¿En qué mundo son lo mismo?

Pues…resulta que son lo mismo.

Si, técnicamente la Pavlova es un tipo de espumilla, pero nunca se puede comparar con la golosina que compras en el supermercado, aquel postre que lleva unas cuantas semanas esperándote en su bolsa plástica, su textura asemejándose a la tiza de una pizarra escolar, un pedacito de tabla yeso—en todas las maneras que importan, la Pavlova no es lo mismo que la espumilla.

La Pavlova es una nubecita de amor. Y azúcar. Eso es lo que es. Si seguís la receta al pie de la letra, deja de ser espumilla y se convierte en nubecita. De amor. Y azúcar. Igual que con el pan de banano, tenes que seguir la receta al pie de la letra. Hemos chefs que nos gusta ser creativas en la cocina, cambiar ingredientes, inventar nuevas formulas, pero con la nubecita de amor, reitero: sigue la receta al pie de la letra.

Las instrucciones son complejas, en el sentido que debes tomar nota de cada detalle si querés que salgan a la perfección. Aquí te dejo los detalles y lo que necesitarás para hacer las nubecitas de amor: la Pavlova.

La Pavlova

Necesitarás…

• 6 claras de huevo (¾ taza)
• 2 tazas de azúcar granulada
• 1 ½ cucharadita de jugo de limón o vinagre
• 1 ½ cucharadita de maicena
• Fresas, o moras frescas
• Un poquito de limón y azúcar

 

Instrucciones

• Calentar el horno a 275° F.
• En un tazón pequeño, batir las claras de huevo con una batidora de pie, hasta que sean picos definidos.
• De cucharada en cucharada, agregar azucar, batiendo entre cada cucharada. ¡Este paso requiere paciencia! Agregar cucharadita de azucar, batir, esperar, batir, agregar otra cucharadita…y así. De no seguir esta instrucción, se sienten los granulos de azucar en medio del merengue. Adios nubecita.

• Después de la primera taza de azúcar, agregar el vinagre, y continuar agregando azúcar una cucharadita a la vez.
• Antes de terminar la segunda taza de azúcar (tal vez a la mitad), agregar la maicena y batir, asegurándote siempre de tomarte tu tiempo entre cada ingrediente.
• Una vez hayas incorporado toda la azúcar, deberías tener una consistencia rígida y lustrosa.
• En el reverso de un papel pergamino, usa un marcador y un molde redondo de galletas para dibujar nueve círculos sobre el papel.
• Coloca el papel boca abajo (¡de manera que la tinta del marcador no toque las nubecitas!) sobre una bandeja para hornear.
• Coloca la mezcla sobre la bandeja, creando las nubecitas con una cuchara, dejando un espacio en medio, como en forma de sopera—dentro de este huequito vas a colocar los demás ingredientes una vez se horneen tus Pavlovas.

• Colocar las bandejas en el horno, y dejas que se horneen por una hora, ¡sin que se doren!
• Despues de la primera hora, podes abrir el horno con el mango de una cuchara de madera, apagar el horno, pero dejar hornear las Pavlovas por otra hora y media, así con el horno abierto.
• Retirar del horno y dejar que las Pavlovas se enfríen, por lo menos una hora.

El Relleno

Una vez que las Pavlovas estén enfriadas, podes llenarlas con diferentes ingredientes. Una opción es helado con caramelo, o crema batida y frutas frescas, ligeramente endulzadas.

• Para hacer crema batida en casa, necesitarás usar crema helada, que lleve por lo menos 48 horas en el refrigerador. Usa un tazón frío, una batidora con implementos fríos, y le agregas ¼ taza de azúcar en polvo, batiendo hasta que formen nubecitas suaves.
• Ojo: hay que tener cuidado de no batir la crema demasiado, puesto que regresa a su forma líquida. Podes ver mis stories en Instagram para una idea de como debe verse la crema.
• Para las frutas, yo uso 1 cucharada de azúcar para ½ taza de fresas, agregándole unas cuantas gotitas de limón.

 

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